Reíos de quienes están hartos, y reíos de quienes se sienten seguros ; porque han perdido el hambre y la inquietud , los dones más preciosos que se pueda hacer al hombre . Ofrecedles vuestro último pedazo de pan para conservar el hambre ; abandonad la última parcela de la tierra y permaneced en la inquietud. arrojad a la oscuridad el resplandor de vuestro rostro y haréis ese resplandor eterno.
Ilse Aichinger. Le grand espoir.
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