El fuego que comenzó en la cabeza del dramaturgo ha de volverse cada vez menos intenso en la medida en que crezca en la imaginación común del auditorio. Tu trabajo es llevar esta llama sagrada a un recipiente. Al mirar cómo ese recipiente humea, puedes decir: «Qué miserable. He visto el volcán y lo único que he conseguido es una despreciable lengua de fuego». Pero esa lengua, bien colocada y centrada es el volcán. Tu capacidad de concentrar el fuego para la audiencia hará que lo sientan y se quemen con él, aunque no conozcan y nunca puedan conocer el volcán.
Peter Shaffer . Carta a Arnold Wesker
Peter Shaffer . Carta a Arnold Wesker
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