"El arte que trasciende, que ayuda a ver y encontrar al otro, que es expresión de la tradición y de la renovación de la fe y de belleza". Benedicto XVI

domingo, 7 de agosto de 2011

Mercaduria sin objeto



En Francia, pero también en otros lugares, el arte contemporáneo se ha convertido en la única y aceptable forma oficial de expresión. Este “arte” forma parte de un mecanismo comercial donde las opiniones a menudo mal documentadas y políticamente correctas de la burocracia gubernamental determinan la asignación de fondos para la adquisición de obras de arte valoradas por intelectuales y críticos de moda, ignorantes nuevos ricos inversores de arte y punteras galerías de arte globales, generalmente Anglosajonas. Es un sistema totalitario donde el arte se ha convertido en una mercancía financiera con la que especular. Ha nacido el concepto de arte que no sirve sino a sí mismo. No hay transmisión de conocimiento, ni reconocimiento del pasado, y ciertamente no hay nada que pueda aprender el estudiante de arte, pues se percibe el riesgo de que el aprendizaje pueda “desnaturalizar” su talento espontáneo.


Steen Heidemann. El arte sacro hoy

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