El poeta es un hombre de bruscas iluminaciones, no tiene formulas para llegar a la poesía; nadie puede señalarle los caminos; se llega como los ciegos tanteando; se puede ser analfabeto y alcanzar ese estado de gracia. Pero quien nunca llega, eso es seguro, son los contables y cajeros de la cultura, aunque ésos en realidad tampoco tienen más pretensiones que ser subsecretarios o directores generales de cualquier ministerio: los versos son su trampolín.
Eugénio de Andrade. A la sombra de la memoria
Eugénio de Andrade. A la sombra de la memoria
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