Madre, madre,
Nuestra paz ya se ha muerto,
La paz ya sólo habita el reino de los cielos…
Tú que sigues con nosotros, aunque te destierren;
Tú que sigues cariñosa, aunque te desprecien;
Tú que sigues poderosa,
Aunque tu dulce trono se rompa aquí en la tierra:
Pide la resurrección de nuestra paz.
Gertrud von Le Fort. Letanía a la Reina de la Paz
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