Porque el reino de Dios no está en el hombre, en la interior
soledad de su existencia, en la soledad de su yo, sino en que el yo se ha
abierto al tú en la palabra y en el amor y en la palabra y en la acción del
amor. En ese caso el reino está “en medio de nosotros” como la comunidad de
vida espiritual. Si bien el hombre precisamente en su relación con Dios está
como el “individuo” delante de Dios, le es imposible rezar sin hacerlo en la
comunión espiritual con todos los hombres. Porque es así y no de otro modo como
Jesús nos lo ha enseñado en el Padrenuestro y si nos podemos a rezar debemos
hacerlo así y no de otro modo distinto a como nos lo ha enseñado Jesús. El
hombre no reza ni le pide a Dios Sólo
por sí mismo sino por todos los hombres.
Ferdinand Ebner. La palabra y las Realidades Espirituales.
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