miércoles, 28 de mayo de 2014
Allí donde somos
El secreto de su oración era "la bondad de Dios", porque la oración no es algo que nosotros damos a Dios (no hay nada que podamos darle): es más bien un abrirle el corazón para que Él se nos pueda dar. ¿Y dónde se abre más nuestro corazón sino en las profundidades de nuestro más íntimo ser donde nos sentimos más hondamente tocados, allí donde verdaderamente somos nosotros mismos, en ese último rincón donde cada uno es único?
Herbert Alphonso. La vocación personal
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