Es un tesoro que está en todas partes, y que se ofrece a nosotros en todo tiempo y lugar. Como Dios, las criaturas todas, amigas y enemigas, lo derraman a manos llenas, y lo hacen fluir por todas las facultades de nuestro cuerpo y potencias de nuestra alma, hasta el centro mismo del corazón. ...Sí, la acción divina inunda el universo, penetra y envuelve todas las criaturas.
Jean Pierre de Caussade. El abandono en la Divina Providencia.
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