"El arte que trasciende, que ayuda a ver y encontrar al otro, que es expresión de la tradición y de la renovación de la fe y de belleza". Benedicto XVI

jueves, 10 de febrero de 2011

Orígenes de la tragedia


Al principio las plañideras, es decir, el coro, conformaban el drama en su totalidad. Después los participantes en el duelo, cansados del silencio del muerto, comenzaron a soñar con algo absolutamente temerario, pecaminosos quizás: con que él mismo tomara la palabra. El retorno del difunto, su resurrección, ha constituido sin duda el anhelo supremo del género humano. Ante la imposibilidad de lograrlo, los primeros poetas trágicos crearon su imitación: levantaron al personaje (el difunto) del ataúd para hacerle moverse en escena, para que hablara y diese testimonio. Este es también el primero de los actos innovadores del drama que, como todo arte, nació así, acompañado de una pretensión imposible: la superación de la muerte, del destino.

Ismaíl Kadaré. Esquilo

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