¿Tendré fuerzas para escribir? ¡Esto aún , oh, Dios mío,
para que, si tengo la desgracia de vivir y de envejecer, la debilidad humana no
me haga olvidar nunca esta noche fatal y sombría, pero en la cual me han sido
revelados algunos signos consoladores y divinos!
¡Dios mío! Caigo de rodillas ahora, hablo a tus pies, soporto
mi dolor, me hundo en él por completo, quiero saturarme de él solamente y
repasar en mi alma todos los instantes que precedieron a la pérdida de mi
madre.
Alfred de Vigny. Diario de un poeta
No hay comentarios:
Publicar un comentario