La veneración de las imágenes no va dirigida a la materia de la que está hecha (piedra, madera, lienzo o
papel) sino a la persona a la que representa.Cuando tú besas la foto de tu madre, tu beso no se dirige al papel fotográfico sino a tu madre en persona. La idolatría se dirige a la imagen misma como a un dios.
El Dios del Antiguo Testamento no tenía cuerpo. Era invisible. No se le podía representar por imágenes. Las imágenes de aquel tiempo eran ídolos. Pero desde que Cristo se hizo «la imagen visible del Dios invisible» como dice San Pablo, es lógico que lo representemos para darle culto.
Jorge Loring
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