El artista penetra el mundo concreto a fin de encontrar en
sus profundidades la imagen de su fuente, la imagen de la realidad última. Esto
no embota su percepción del mal en absoluto, sino que, más bien, la agudiza,
porque solo si se piensa que el mundo material es bueno se puede concebir el
mal como fuerza destructiva y como resultado necesario de nuestra libertad.
Vivimos en un mundo cada vez más convencido de que los alcances de la realidad apenas se alejan de la superficie.
Flannery O’Connor. Misterio y maneras
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