miércoles, 21 de marzo de 2018
Dios y el mundo
Puesto que el hombre mundano quiere cambiar su sitio, su destino, sus ídolos, y cambiarlos para siempre, el amigo de Dios debe conservar y quedarse en el sitio en que Él lo ha puesto. En efecto, entre los amigos de Dios y los del mundo se dan una antítesis y una ruptura. Lo que uno elige, el otro lo rechaza. De otro modo, ya no habría dos bandos, sino uno solo: el mundo.
Padre Jérôme. Écrits monastiques
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