El hombre es vencido muchas veces, sin ser acometido por tentaciones externas; porque nuestras pasiones y nuestros sentidos, conspiran a todas horas contra nosotros. Nuestro propio corazón es el enemigo más peligroso que tenemos.
Dentro del desierto han caído algunos, a quienes no pudieron derribar las persecuciones; y los que vencieron a los tiranos y a los mismos demonios, fueron vencidos por sus mismas pasiones.
Vela, pues, sobre ti mismo, y guárdate bien de escuchar con complacencia las voces seductoras de tus pasiones.
Dominique Bouhours. Pensamientos cristianos para todos los días del mes.
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