Por la mañana oigo misa- misa de catacumbas: el cáliz es una copa, el sacerdote lleva alpargatas y pantalones de pana. Pero hay una unción vivísima en la habitación silenciosa donde, más allá del balcón, se oyen los gritos y los ruidos de la plaza.
Mariá Manent. Diario Disperso
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