Señor, puedo avanzar hasta ti tan sólo a través de la conciencia, pero la conciencia puede acercarse a ti tan sólo como un objeto, cosa que tú no eres. No espero experimentarte como se tiene experiencia del mundo – directa, inmediatamente–, aunque no deseo nada distinto a ello. En verdad, es tan grande mi hambre de ti –¿o será más bien la evidencia de tu hambre de mí?– que me parece verte en las lamentaciones de flor negra pronunciadas junto a una tumba que no conozco, en las entrañas de las brasas en forma de colmena resplandeciente, en la desnuda abundancia de un árbol de invierno cuyas ramas se iluminan cargando nieve. Señor, Señor, cómo brilla el abismo interior que pareces.
Christian Wiman. My Bright Abyss. Meditation of a Modern Believer.
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