¿De qué son recompensa tantos versos?
¿En qué te complació este pobre diablo,
Señor, para que Tú le estés mandando
cada mañana un rayo de la luz
de Tu rostro?
... ... ...
Pero ¿por qué pensar que son mis méritos
la explicación de este regalo, y no
ese infinito Amor con que me miras?
Que ante ese Amor, Señor, aquí y ahora
se ponga de rodillas esta página.
Miguel D'Ors. Átomos y galaxia
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