En los instantes finales sobran las palabras, tan sólo quizás, la presencia silenciosa de quienes hemos amado, dejarse impregnar por la paz profunda de quien vive el ocaso del cuerpo y la serena confianza de que se funde en la unidad a la que siempre hemos pertenecido. Instante sagrado de quietud en que el espíritu abandona definitivamente el cuerpo que lo albergó en su existencia y regresa a casa, a la casa del padre. El último regalo.
Iosu Cabodevilla. La espiritualidad en el final de la vida.
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