Deja el orgullo, Muerte, aunque algunos te llamen
terrible y poderosa, que nada de eso eres;
porque aquellos a quienes pensaste que derribas
no mueren, pobre Muerte, que ni aun puedes matarme.
Si el Reposo y el Sueño, débil imagen tuya,nos da placer,
mayor será el que tú nos traigas;
que, los hombres mejores van más pronto hacia ti.
¡Descanso de sus huesos, libertad de sus almas!
Que esclava eres de azares, de reyes y suicidas;
que estás en el veneno, la guerra y la dolencia;
que amapolas o hechizos nos durmieran lo mismo,
o mejor, que tu brazo. ¿Por qué, pues, engreírte?
Un breve sueño pasa; despertamos eternos,
de muerte liberados. ¡ Y morirás tú, Muerte!
John Donne. Sonetos Sacros
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