El artista se esfuerza para resaltar más plenamente la esencia
que ha encontrado. No como un
científico, con conceptos y teorías,
sino sensorialmente, en contacto
con lo que ve, oye y palpa. Llevado
por las formas y a la vez dominándolas, las simplifica, las condensa,
las ordena, y hace cuanto sea preciso para elevar su potencia expresiva, haciendo evidente su autenticidad. […] Y ahí queda radicada
la significación ética del arte. Pone
en un determinado movimiento la
interioridad del contemplador: la purifica, la ordena y la
aclara.
Romano Guardini. La esencia de la obra de arte.
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