Ella nos dirija totalmente para que nuestro «YO» desaparezca y se consuma; para que nos propongamos, como fin, su causa; para que nos abandonemos completamente a Ella y le pertenezcamos. Estemos atentos a no traicionar este fin y a ser en cada instante más de la Inmaculada. De esto depende todo el rendimiento externo y toda nuestra actividad.
Maximiliano Kolbe
No hay comentarios:
Publicar un comentario