Creer en el milagro posible de una lengua por inventar, para decir lo que a nuestro alrededor es tanto visible cuanto invisible, lo que era y lo que viene, lo mismo pero a la vez renovado en cada ocasión, lo extraordinario y el gesto más común, lo puro y lo impuro, lo feo tanto como lo bello, el terrible mal y la gratuidad de lo que es bueno, en la más perfecta sencillez.
Reginald Gaillard. La partitura interior
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