Sean todas las cosas por mi abandonadas, de modo tal, que siendo pobre sea capaz, en gran espaciosidad interior, y sin daño alguno, de sufrir la necesidad de todas aquellas cosas que la mente del hombre puede desear, fuera de, o exceptuando a Dios mismo.
Por eso llamamos esa desnudez noche del alma, porque no
trata aquí del carecer de las cosas, porque eso no desnuda el alma si tiene
apetito de ellas, sino de la desnudez del gusto y apetito de ellas, que es lo
que deja el alma libre y vacía de ellas aunque las tenga.
Gerlac Petersen. The fiery Soliloquy whit God
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