Los caifás, los judas, los pedros, los herodes, los pilatos, se multiplican; y todos los gestos de aquella nefasta hazaña se reproducen simbólicamente; se le niega, se lo calumnia, se lo impreca, se lo azota y se lo crucifica. Y se lo sepulta.
Las naciones parecen en camino de crucificar nuevamente a Cristo; y de gritar al cielo: "que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos".
Leonardo Castellani. El Evangelio de Jesucristo.
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