Las condiciones del pájaro solitario son cinco: la primera,
que se va a lo más alto; la segunda, que no sufre compañía, la tercera, que
pone el pico al aire; la cuarta, que no tiene determinado color; la quinta, que
canta suavemente. Las cuales ha de tener el alma contemplativa: que se ha de subir sobre las cosas transitorias no haciendo más caso de ellas que si no fuesen, y ha de ser tan amiga de la soledad y silencio, que no sufra compañía de otra criatura; ha de poner el pico al aire del Espíritu Santo, correspondiendo a sus inspiraciones; no ha de tener determinado color, no teniendo determinación en ninguna cosa, sino en lo que es voluntad de Dios; ha de cantar suavemente en la contemplación y amor.
San Juan de la Cruz
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