Mueva peñas y pastores, oh Filomena
el cántico dulcísimo.
La voz anhelante celebre el himno,
tú alabando a tu Creador
como yo a mi Salvador,
de emtrambas Dios.
Dilata la garganta en los gorjeos
y con sonidos alternos prorrumpiendo
hagamos melodías con nuestras voces.
Pero el pajarrillo me deja,
desaparece el que hace conmigo el dúo:
bendito sea Dios
que permanece para siempre conmigo.
Santa Rosa de Lima. Cántico a Filomena
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