Irá desde el profundo
abismo hasta la altura, y su fecundo
soplo de redención llenará el mundo.
Producirá el espanto
en el pecho rebelde, y en el santo
un himno de piedad será su canto.
Vendrá como un divino
hálito de esperanza en el camino,
y marcará su rumbo al peregrino.
¡Ay de aquel que en la senda
cierre el oido ante la voz tremenda!
¡Ay del que oiga la voz y no comprenda!
Enrique González Martínez. Viento sagrado.
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