Se enciende una luz, y en la luz aparece un icono. Ahora, en medio de la oscuridad general, un pequeño espacio irradia luz, con salmos en su interior. Los salmos crecen sileciosamente por sí mismos, sin esfuerzo, como plantas, bajo esta luz que les es favorable. Las plantas se mantienen erguidas por sí mismas sobre tallos dotados de una consistencia singular: la que proviene de la misericordia, o más exactamente, de una gran misericordia. Magna misericordia. Acto seguido, en medio de la noche y del silencio sin forma, se deja oir una palabra: misericordia.
Thomas Merton. Diarios 1939-1968
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