¡
Recuerden!: es cristianismo hacer el bien siempre – incluso a aquellos que nos hacen el mal. Es cristianismo amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y tratar a todas las personas como nos gustaría que nos Trataran a nosotros. Es cristianismo ser amable, misericordioso y clemente, y resguardar esas cualidades en nuestro corazón, y nunca hacer un alarde de ellas, ni de nuestras oraciones ni de nuestro amor a Dios, sino siempre manifestar que lo amamos a Él al tratar humildemente de hacer lo que es correcto en todo. Si hacemos esto, y si no nos olvidamos de la vida y de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, y buscamos actuar en base a ellas, podemos esperar confiadamente que Dios nos perdonará nuestros pecados y errores, y que nos permitirá vivir y morir en Paz.
Charles Dickens. La vida de Nuestro Señor
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