Lo que nos gustaría hacer es cambiar el mundo, hacer que sea un poco más fácil para las personas alimentarse, vestirse y abrigarse a sí mismas como Dios quería que hicieran. Y, luchando por mejores condiciones, clamando incesantemente por los derechos de los trabajadores, los pobres, los indigentes, los derechos y dignidad de los pobres indignos, en otras palabras, queremos, hasta cierto punto, cambiar el mundo; podemos trabajar para el oasis, la pequeña célula de alegría y paz en un mundo acosado. Podemos tirar nuestra piedra en el estanque y confiar en que su círculo cada vez más amplio llegará a todo el mundo. Repetimos, no hay nada que podamos hacer sino amar, y, querido Dios, por favor, amplía nuestros corazones para amarnos unos a otros, para amar a nuestro prójimo, para amar a nuestro enemigo como a nuestro amigo.
Dorothy Day. Panes y peces
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