Hacedle hablar sobre su insatisfacción
y sus esperanzas, sobre su fe, sobre su confianza en Dios, sobre su oración. Preguntadle
cómo y hasta qué punto, mediante la entrega de sí, se ha liberado de sí mismo.
Averiguad de dónde viene el discernimiento de sus negaciones. Que os confíe lo que
descubre en su silencio. Que os diga cuál es el origen de sus lágrimas y la razón de su
sonrisa. Id a lo esencial del hombre.
Nicolas Diat
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