El fuego del Espíritu Santo, el fuego de Cristo no es un
fuego devorador, destructivo; es un fuego silencioso, es una pequeña llama de
bondad, de bondad y de verdad, que transforma, da luz y calor. Hemos visto que
el Señor no nos olvida. También hoy con su modo humilde, el Señor está presente
y da calor a los corazones, da vida, crea carismas de bondad y de caridad que
iluminan el mundo y son para nosotros garantía de la bondad de Dios. Sí, Cristo
vive, también hoy está con nosotros, y podemos ser felices también hoy, porque
su bondad no se apaga; es fuerte también hoy
Benedicto XVI
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