Mas si, cuando el dolor y la duda
me atormenta, corro al templo,
y a los pies de la Cruz un refugio
busco, ansiosa, implorando remedio,
de Jesús el cruento martirio
tanto conmueve mi pecho,
y adivino tan dulces promesas
en sus dolores acerbos,
en cual niño que reposa
en el refugio materno,
después de llorar, tranquila
tras la expiación, espero
que allá donde Dios habita
he de proseguir viviendo.
Rosalía de Castro. En la orilla del Sar (Frag.)
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