Todo cristiano debe estar firmemente convencido de que, en ningún caso, su vida espiritual puede ser el desarrollo tranquilo de una vida insignificante, sin historia, sino que debe ser el terreno de una lucha constante, y a veces dolorosa, que sólo dará fin con la muerte: lucha contra el mal, las tentaciones
y el pecado que lleva en su interior. Este combate es inevitable, pero hay que considerarlo como una realidad extraordinariamente positiva.
Jacques Philippe. La Paz interior
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