Dios salva el don precisamente por cuanto no es, por cuanto no tiene que ser . Pues el don no tiene de entrada que ser sino que arrojarse en un abandono que es lo único que lo hace ser; Dios salva el don dándolo antes que ser . El horizonte que el ser libera al retroceder se abre entonces al don o, negativamente, a la vanidad . La cuestión más elevada resultaría el amor o, lo que es lo mismo, la caridad.
Jean-Luc Marion. Dios sin el ser
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