domingo, 1 de octubre de 2017
Los límites del arte
Irresistible imantación del ser. ¡Cuán bella era la luz sobre la terraza de habares en flor, sobre los negros cipreses! Salíamos de Santa Groce, donde moría San Francisco de Asís; de San Marcos, donde Cristo expiraba en la Cruz, o donde la Virgen escuchaba al ángel, en un pasillo desnudo y silencioso. Hasta nuestros sentidos habían cobrado un alma. El arte me había ya arrebatado otras veces, pero nunca como en esta ocasión. Estaba tocando ese límite indefinible entre lo humano y lo divino, entre lo terrestre y lo seráfico, entre lo que es del mundo y lo que es del cielo
Henri Ghéon
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