miércoles, 3 de mayo de 2017
El peso de las palabras
Que vuestro sí sea sí y vuestro no, no, para no incurrir en el pecado» (Sant. 5, 12)? Son palabras del Nuevo Testamento pero, por lo que parece, ya no se citan por temor a incurrir en sospechas y acusaciones de «integrismo», de «falta de espíritu dialógico», olvidando que el diálogo —el auténtico diálogo— tiene como presupuesto la claridad de las posiciones. El respeto y la caridad hacia el adversario consisten en decirle con exactitud lo que se aprueba y lo que se condena, no lo que se cree y lo que se rechaza. Hay que volver a utilizar pocas palabras, y claramente. Si es necesario, habrá que recurrir a las palabras «fuertes», escandalosas; pero, precisamente por esto, más eficaces. Incluso, la más impronunciable de todas: «infierno».
Vittorio Messori . Los desafíos del Católico
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