La razón, lo repito, ha arruinado la fe ante nuestros ojos; ha «revelado» en ella la ilegítima pretensión del hombre de subordinar la verdad a sus deseos, y ha ocultado a nuestra vista el más precioso de los dones del cielo: el derecho soberano a participar en el divino «Que sea», tras aplanar nuestro pensamiento, dejándolo reducido al plano del petrificado «Esto existe».
Lev Shestov . Atenas y Jerusalén
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