Aquellos que, sin prueba alguna ,se han esforzado sistemáticamente en destruir la idea de Dios, han realizado una obra vil y anticientífica. Lo digo con más fuerza y convicción, si cabe, pues no poseo la fe, la verdadera , ésa que nace del fondo del ser. No creo en Dios más de lo que pueda creer en la realidad de la evolución o en la realidad de los electrones ... y tengo la certeza científica de que no me equivoco. Lejos de estar (como otros hombres de ciencia a los que envidio) sostenido y ayudado por una creencia firme en Dios, comencé a caminar por la vida con el escepticismo destructor que estaba entonces de moda. He necesitado treinta años de laboratorio para llegar a convencerme de que aquellos que tenían el deber de iluminarme, aunque sólo fuera confesando su ignorancia, me habían mentido deliberadamente. Mi convicción actual es racional. He llegado a ella a través de los caminos de la biología y de la física, y estoy convencido de que le resulta imposible a cualquier hombre de ciencia que reflexione no llegar hasta aquí, a no ser que sea por ceguera o mala fe. Pero el camino que he seguido es tortuoso, no es el bueno. Y, para evitar a otros la inmensa pérdida de tiempo y de esfuerzo que yo he sufrido, es por lo que me alzo violentamente contra el espíritu maléfico de los malos pastores.
Pierre Lecomte du Nouÿ. L'Avenir de l'esprit
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