Señor, yo soy y he sido tu buen viejo servidor, y te soy adicto como los rayos del sol … ¡Mi tiempo perdido no te aflija! que mientras más me esfuerzo menos te complazco. Yo había esperado engrandecerme con tu grandeza, y que mis únicos jueces fueran la balanza justa y la espada poderosa, y no el eco de la mentira. Pero el cielo se mofa de la virtud, cuando la coloca en este mundo, si debe la virtud coger los frutos de un árbol seco.
Miguel Ángel Buonarroti
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