El hombre contemporáneo, que ha caído en la cuenta del valor de su consistencia propia y esto hasta el callejón sin salida del ateísmo, tiene, por lo mismo, una oportunidad de poder volverse libremente hacia Dios, no principalmente por indigencia, por tapar los agujeros de una naturaleza humana que falla, sino sencillamente porque el amor libre de Dios merece la pena de ser amado y porque allí se encuentra, para el hombre, el secreto de una alegría inesperada.
André Leonard. Pensamiento contemporáneo y fe en Jesucristo
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