Sólo lo bello permite estar satisfecho con lo que existe.
Los trabajadores tienen más necesidad de poesía que de
pan. Necesidad de que su vida sea una poesía. Necesidad de una luz de
eternidad.
Y sólo la religión puede ser fuente de esa poesía.
No es la religión, sino la revolución, la que es el opio del pueblo.
Todas las formas de desmoralización se explican por la falta de esa poesía.
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