El alma del hombre se orienta hacia el misterio, hacia aquello que está más allá de él. Y ese es Dios. Tenemos a Dios encima como una montaña, que es un modo bíblico de designar a la divinidad. Pero es inaccesible, que quede claro. No es que sepamos nada. Sabemos muy poco de todo, pero de lo que menos sabemos es de ese Dios que, sin embargo, es una montaña por la que ascendemos.
Alvaro Pombo