"El arte que trasciende, que ayuda a ver y encontrar al otro, que es expresión de la tradición y de la renovación de la fe y de belleza". Benedicto XVI

jueves, 30 de junio de 2016

La semilla de la realidad


El testimonio de los grandes contemplativos cristianos es unánime: cualquiera que sea su vida espiritual, ellos perciben la unión con Dios como real, con una realidad más existencial, más sólida, más plena de ser y de certeza, que cualquier otra experiencia del mundo físico. En este sentido, hay que afirmar que los contemplativos son los hombres más realistas.

René Voillaume. La contemplación hoy

martes, 28 de junio de 2016

La mano izquierda



Si haces el bien, que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha. No debes conocer tu propio bien. De lo contrario, es ciertamente tu bien, pero no el de Cristo. El bien de Cristo, el bien del seguimiento, es hecho sin que se sepa. La verdadera obra del amor es siempre la obra que me es oculta. Cuidad de no conocerla. Sólo así será el bien de Dios. Si quiero conocer mi bien, mi amor, ya no es amor.

Dietrich Bonhoeffer. El precio de la Gracia

domingo, 26 de junio de 2016

El camino que arde


Claro que una sociedad no dura sino a condición de estar organizada: y por eso la Iglesia se nos presenta como una institución. Pero el Espíritu Santo que la guía le impide anquilosarse en las facilidades del descanso. Cada vez que en el transcurso de su historia estuvo a punto de afincarse en los cuadros sociales o políticos de una época, aquellos soportes se desplomaron repentinamente, o bien la Iglesia fue perseguida, y se vio obligada en ambos casos a recuperar, con la inseguridad, su ardor misionero. La Iglesia no es un establecimiento, es un movimiento: su función es la de “renovar la faz de la tierra”. Nosotros, los cristianos de este tiempo, no tenemos derecho a detenernos en una tranquilidad engañosa. No existe un cristianismo confortable. Tenemos que volver a partir siempre y que avanzar en pos de Jesús. Nuestro Evangelio es un fuego, el fuego encendido por Jesucristo (Lc., XII, 49), y progresivamente tiene que abrasar al mundo. “No apaguéis al Espíritu” (I Thes., V, 19).

George Chevrot. Las Bienaventuranzas

viernes, 24 de junio de 2016

La alegría del cielo y de la tierra



Demasiado a menudo, por puritanismo, los cristianos sólo se han preocupado de su salvación y de la purificación de sus pecados, y han convertido la eucaristía en un recuerdo piadoso y triste de la pasión de Cristo, un remedio para curarse del pecado. Los padres de la Iglesia nos recuerdan que en la eucaristía está también la presencia de toda la creación y del mundo amado por Dios, y que en ella podemos ofrecer el sacrificio de alabanza en acción de gracias por todo lo que Dios ha hecho de bueno y de bello en el mundo y la humanidad. La Iglesia tiene necesidad hoy de recuperar esta visión cósmica y positiva de la eucaristía, y celebrarla en una liturgia que exprese la alegría del cielo en la tierra y la espera del festín en el reino de Dios.

Max Thurian.  El misterio de la Eucaristia

jueves, 23 de junio de 2016

El silencio como alabanza



Su desaparecer silencioso no expresa tan sólo su aceptación de los designios divinos; es también un rendido homenaje a las magnificiencias de Dios, la expresión de su asombro frente a lo que ha querido hacer de él, un pobre hombre que nada merece. Se reconoce tan repleto de dones que sólo el silencio le parece digno de sus acciones de gracias. Las palabras le faltan para expresar su anonadamiento ante el misterio que se desarrolla en su casa. Necesita un recogimiento cada vez más profundo para meditar todas las gracias cuyo recuerdo guarda en su corazón.

Michel Gasnier. Los silencios de San José

martes, 21 de junio de 2016

El centro del paraiso


Nunca fuimos realmente expulsados del paraíso. Estamos y vivimos en medio del paraíso, pero sin darnos cuenta y por ello en medio del infierno.

Josef Sellmair. Der Priester in der Welt

domingo, 12 de junio de 2016

Luz de luz


El uso litúrgico de la luz, recordatorio del Dios que es Energía y Vida, es evidente en nuestro monasterio. Durante el Adviento, observamos juntas cómo cada semana un nuevo cirio indica la venida de la Luz que es Cristo. En Nochebuena bendecimos el encendido del árbol de Navidad, que es verde, por ser de hoja perenne, y es siempre signo de vida eterna. Cada Sábado Santo encendemos velas en el atrio de la capilla, cuya misión es conducirnos a la nueva luz de la Pascua. Cada noche de nuestra vida, la torre del monasterio se inunda de luz, como recordatorio de la luz que trae vida, creando así un estilo de vida, a la vez lógico y necesario, basado en la reflexión y la contemplación.

Joan Chittister. Escuchar con el Corazón

martes, 7 de junio de 2016

La voz de la eternidad


Quien oye a la eternidad se capacita para hablar en consonancia con ella. El silencio que el monje estima es voz de esa eternidad.

Santiago Kovadloff. El Silencio primordial

domingo, 5 de junio de 2016

Quien nos contempla




Cuanto más haya tratado el artista escritor de acercarse a la realidad espiritual que hay tras las formas, tanto más llegará a alcanzar el vértice esencial de la belleza icónica. "Poco a poco" el modelo irá penetrando en él, y desde él se revelará al mundo. De hecho, incluso la técnica de la perspectiva del icono surge de este concepto. En la pintura occidental, el punto de vista del pintor y del observador se sitúa enfrente del cuadro y desde allí entra, en perspectiva lineal, en las imágenes representadas. En el icono, en cambio, el centro está "detrás" del cuadro, es ultraterreno y desde este "más allá" (completamente al contrario de lo que ocurre en la pintura occidental moderna) avanza y se difunde hacia el pintor y hacia el que lo contempla. Es la imagen la que adviene y se acerca, desde su mundo espiritual, y no el observador el que "entra" en el cuadro.

Maria Grazia Siliato. El Hombre de la Sábana Santa

viernes, 3 de junio de 2016

El fondo de cada persona



En la contemplación se trata de desarrollar de forma totalmente individual la imagen de Dios que está contenida en cada persona. Se trata pues, del desarrollo de aquellas cualidades existentes, y no educar al discípulo según una ética fijada.

Willigis Jäger. La oración contemplativa.